Después de lavar la lana, viene el proceso del peinado que consiste en frotar la lana con dos grandes cepillos de madera que usan como cerdas unos enormes clavos y para finalizar se pasa la lana por la rueda para torcerla, esto debe realizarse con mucha fuerza y hay que girar muchas veces la rueda ya que mientras mejor torcido este el hilo, será más difícil que se desenrede al momento de tejer el tapete.

Todo el color o teñido es de origen natural por ejemplo para el color gris, se mezcla la lana blanca y la lana negra de dos especies de ovejas, para el negro intenso se utiliza el “Ahuizache”, una vaina que se hierve y suelta ese color negro, el color amarillo se obtiene de las flores de cempasúchil o del musgo que crece en las piedras cerca de los ríos, para el color café se utiliza la cascara de nuez, en el color azul se usa el añil o índigo que es un arbusto con cualidades tintóreas. El color rojo se obtiene de la cochinilla que es la hembra de un parasito que crece en la plata del nopal, al mezclarlos con jugo de limón se obtienen tonos rosas, rojos y morados en fin es todo un arte el tema del teñido de estas hermosas creaciones.

Para teñir la lana se debe hervir el agua agregar los tintes, la lana y también sal, que sirve como fijador de color, una vez que se obtiene los colores deseados, se procede a realizar el tejido en el telar y es ahí donde cada artesano echa mano de su imaginación y crea sus mejores diseños, para obtener como producto final una obra de arte.

 

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